· Sinfonía n.º 9 en Re menor, Opus 125, "Coral", de Ludwig van Beethoven,
con sus 4 movimientos:
• Allegro ma non troppo, un poco maestoso
• Molto vivace - Presto (17:56)
• Adagio molto e cantabile (29:38)
• Presto: (Presto -- Allegro ma non troppo -- Vivace -- Adagio cantabile -- Allegro assai -- Presto: O Freunde) -- Allegro assai: Freude, schöner Götterfunken -- Alla marcia -- Allegro assai vivace: Froh, wie seine Sonnen -- Andante maestoso: Seid umschlungen, Millionen! -- Adagio ma non troppo, ma divoto: Ihr, stürzt nieder -- Allegro energico, sempre ben marcato: (Freude, schöner Götterfunken -- Seid umschlungen, Millionen!) -- Allegro ma non tanto: Freude, Tochter aus Elysium! -- Prestissimo, Maesteoso, Prestissimo: Seid umschlungen, Millionen! (46:00)
«La Novena Sinfonía de Beethoven nace de un encargo fruto de la Sociedad Filarmónica de Londres en el año 1817. No obstante, el trabajo principal de la composición no llegó hasta 1822, prolongándose por dos años más. Tal y como su nombre indica, esta es la novena sinfonía de otras ocho piezas compuestas por el músico que sirvieron de precursoras para la que acabaría siendo su mayor creación.
Tanto críticos como musicólogos consideran que esta pieza es una obra maestra de la música clásica de occidente. Además, representa la primera ocasión en la que un músico consagrado incluía partes vocales en una composición del estilo.
Una vez tuvo terminada su sinfonía, Beethoven quiso estrenarla en Berlín ya que consideraba que el público de Viena, donde siempre había presentado sus creaciones, era más proclive a autores italianos. Sin embargo, cuando compañeros y mecenas se enteraron de sus intenciones, promovieron una recogida de firmas para que lo hiciese ante la audiencia vienesa. Y así fue.
La Novena Sinfonía de Beethoven se estrenó el 7 de mayo de 1824 en el Theater am Kärntnertor de Viena. La orquesta, integrada por los instrumentistas más prodigiosos del momento, fue dirigida a cuatro manos: las del autor de la obra y las de Michael Umlauf.»
«...en el Teatro de la Corte de Viena, en la Kärntnertor, además del estreno de la Novena Sinfonía opus 125, sonaron otras obras de Beethoven ante los más de dos mil espectadores congregados. Entre ellas, tres partes de la Missa solemnis opus 123 y la obertura La consagración de la casa opus 124.»
«La recepción del público fue memorable. Absorto en su partitura y completamente sordo , Beethoven no se dio cuenta de los aplausos finales hasta que la contralto Caroline Unger se acercó al compositor y, tras tocarle el brazo, Beethoven se giró y saludo al público presente. La audiencia, entre la cual estaba Franz Schubert, aplaudía y agitaba pañuelos y sombreros en el aire para demostrar su entusiasmo. Sin duda, fue un día memorable.
En 2002, la UNESCO declaró la Novena Sinfonía como Patrimonio de la Humanidad, y hoy en día se sigue considerando esta obra como una afirmación musical de la libertad y la hermandad entre culturas.»
«Como hito de la historia de la música y "símbolo de cultura y humanidad", el manuscrito de la Novena Sinfonía forma parte del Patrimonio Documental Mundial de la UNESCO desde 2001. Por primera vez en la historia del género sinfónico, Beethoven escribió una parte para coro en su Novena Sinfonía, la última que logró concluir.»
«Con casi 70 minutos de duración, la Novena es también una obra excepcionalmente larga. Beethoven abrió con ella el camino a muchos compositores. El famoso coro final, con el "Himno a la Alegría" simboliza la paz y el entendimiento internacional. La versión instrumental de esa parte de la obra se convirtió en el himno del Consejo de Europa en 1972 y es el himno oficial de la Unión Europea desde 1985. La melodía del texto Freude schöner Götterfunken, escrito por el poeta Schiller, es conocida hoy en todo el mundo, por lo que, según la UNESCO, la obra constituye una contribución al "diálogo cultural internacional".»
«La novena y última sinfonía (“Coral”) de Beethoven representa, en varios niveles, la cumbre de la vida artística del inmortal compositor. La Novena es, con diferencia, la más épica de las sinfonías de Beethoven, tanto en términos de duración como de fuerza interpretativa. La revolucionaria introducción de solistas vocales y coros en el final fue un golpe maestro audaz que amplió para siempre el potencial de la expresión sinfónica.
El texto del final de la sinfonía, basado en la Oda a la alegría de 1785 del gran escritor alemán Friedrich Schiller (1759-1805), ejerció una atracción permanente sobre el compositor. Asimismo, la versión melódica que Beethoven hizo de la Oda de Schiller en el final de la Novena Sinfonía fue el producto de una génesis prolongada. Una versión de la melodía aparece por primera vez en una canción que Beethoven compuso a mediados de la década de 1790, titulada “Gegenliebe” (“Amor mutuo”), basada en un poema de Gottfried August Bürger. Una premonición aún más sorprendente de la Novena Sinfonía se puede encontrar en la Fantasía en do menor para piano, coro y orquesta, Opus 80 de Beethoven de 1808. Y la sublime escritura para los solistas vocales y el coro en la escena final de la única ópera de Beethoven, Fidelio (1805, rev. 1806, 1814), anticipa el final de la Novena.»
Fuente textos: rtve, DW y FWSO